Por primera vez en 22 años, los Reyes Magos se olvidaron de mi. Tal vez no recibieron mi nueva dirección postal, pese a que no recuerdo haberles informado anteriores cambios de domicilio. O quizá se ofendieron porque no puse pasto ni agua y decidieron que no valía la pena entrar en nuestro departamento.
Seal cual sea la razón, algo pasó y en cierta forma resulta un poco inexplicable.
A la mañana cuando nos levantamos las zapatillas de Nacho tenían regalo; las mias, no.
No quiero creer que los Reyes Magos tengan algo personal conmigo, ni que Nacho haya cerrado todas las puertas y ventanas tan bien que les haya sido imposible ingresar.
El próximo año voy a dejar la noche anterior una dosis de memoriol, a ver si evito sentirme una Carmelita descalza.
Seal cual sea la razón, algo pasó y en cierta forma resulta un poco inexplicable.
A la mañana cuando nos levantamos las zapatillas de Nacho tenían regalo; las mias, no.
No quiero creer que los Reyes Magos tengan algo personal conmigo, ni que Nacho haya cerrado todas las puertas y ventanas tan bien que les haya sido imposible ingresar.
El próximo año voy a dejar la noche anterior una dosis de memoriol, a ver si evito sentirme una Carmelita descalza.