jueves, 6 de agosto de 2009

Epopeya Matutina

Para algunos el sábado a la mañana suele presentarse con algunas dificultades. Ese es el caso de Vicky.
Después de la semana y aprovechándose de la falta de responsabilidades que suele conllevar el sábado, Vicky se deja atrapar por la cama. La primera dificultad de la mañana es lograr que se despierte. Y eso se logra tras un largo proceso de mimos, besos, sacudidas gentilmente y a lo último…no tan gentilmente. A esta dificultad que ella tiene para amanecer se le suele sumar una segunda dificultad que es el bendito remoloneo.
A cualquier novato esto lo podría tomar por sorpresa, a mi ya no. Luego de un par de fines de semana uno aprende a tener lista la bandeja del desayuno para poder palear esta situación.
Así y todo salir de la cama puede que no resulte del todo sencillo…vean el video.

martes, 21 de abril de 2009

Hoy Sí


Hoy me digné a escribir. Me hice esperar, me tomé mi tiempo. Hice caso omiso a los recordatorios que me indicaban que hacía más de un mes que no escribía nada.

Pero hoy es distinto. Hoy sí.

Claro que tengo varias razones para no haber escrito…tal vez sólo me convencen a mi misma. Una de esas razones es que un día me levanté y dije…”Hoy sí”. Y renuncié.

Renuncié a mi trabajo porque me di cuenta que hacia bastante tiempo que no tenía esa sonrisa tímida en la que por dentro pensaba que estaba transitando el camino correcto.

Renuncié para ir en busca de otras cosas. Para ser coherente con mi forma de pensar. Para intentar encontrar una armonía que evidentemente no estaba teniendo. Renuncié porque hacía bastante tiempo que ningún día era el día. Y me cansé.

Y sé que mi paciencia no es infinita…más bien es acotada. Pero cada día que me levantaba, la respuesta no era sí. La respuesta a la pregunta interna que me venía haciendo hacía rato que no era afirmativa. Digamos que el balance me venía cerrando negativo hacía un tiempo. Y cuando eso sucede, hay que hacer algo al respecto.

En una vida en la que la mayoría viajamos apurados hacia no sabemos bien donde, debo decir que aminorar la marcha y meditar un poco vale la pena.
Algunas personas me han enseñado – de distintas maneras- la importancia del hoy, del presente. Con ellos estoy eternamente agradecida.

Hoy sí.

viernes, 13 de marzo de 2009

La Siesta


En el anterior post les conté sobre uno de mis grandes placeres; como se imaginarán, no es el único.

Cuando la conocí a Vicky lo primero que le dije fue que yo no dormía la siesta. Como a ella le gustaba, intentó convencerme reiteradas veces. Pero como buen cabezón que soy le seguía repitiendo que yo nunca dormí la siesta y que no iba a empezar a hacerlo ahora.


Bueno, como varios saben, un buen día sucumbí ante su insistencia y lo intenté. Fue un hito. Claramente hubo un antes y un después de esa siesta.


Lo más gracioso no es que hoy estoy casi toda la semana esperando a poder dormir la siesta, sino que desde el día uno sólo fueron necesarios 5 minutos para que caiga en un sueño profundo. Como se imaginarán todavía me carga cuando me imita diciendo “yo no duermo la siesta”.

La verdad es que antes de ella nunca pude dormir la siesta, y lo más llamativo es que sin ella aún no puedo hacerlo. Puedo estar muriéndome de sueño por una semana difícil o por haber salido la noche anterior pero si no la tengo a ella que se me acuesta en mi pecho, aunque quiera, no puedo conciliar el sueño. Es que lo que más me gusta de la siesta es el acostarnos abrazaditos uno encima del otro, poder sentir su peso, su respiración, su calor, y su infaltable olorcito. Al disfrutar conscientemente de cada una de estas cosas mi mente se despeja de cualquier cosa que esté alojada en ella y me invade la sensación de que tengo en mis brazos todo lo que verdaderamente me importa. Eso me da mucha tranquilidad y por cinco minutos, que es lo que tardo en dormirme, soy feliz. Es uno de esos ratitos donde uno se concentra en el hoy, en todo lo que uno tiene y en lo que está viviendo en ese momento.

Creo que lo más maravilloso de la vida en pareja es que hasta algo tan simple como es una siesta puede convertirse en toda una experiencia.

viernes, 6 de marzo de 2009

La Rutina


Si hay una palabra que odié durante toda mi adolescencia y que Nacho bien sabe que intento mantener lejos de mi es "rutina".
Cuando empezamos a salir con Nacho recuerdo que esta fobia mia a la rutina era mucho más notoria de lo que es ahora. Por ejemplo, si él quería invitarme al cine tenía que preguntarme 10 minutos antes de que arranque la película porque sólo en ese momento iba a saber realmente si tenia ganas de hacer eso o si prefería hacer alguna otra cosa. Obviamente nos quedamos sin entradas muchas veces.
Esta característica mia- que a muchos puede resultarle insufrible - a Nacho parecía desconcertarlo a tal punto que le encantaba (exceptuando las veces que nos quedabamos sin película). Por las pocas cosas que contaba, me di cuenta de que él mismo venía escapando de la rutina. Y me encontró a mi, una especie de Jack Sparrow timoneando una embarcación anti-rutina.

No se si mis años fueron increyendo, si con Nacho nos hemos acoplado, o si descubrí que-como en la mayoría de las cosas- uno puede encontrar algo bueno o positivo de aquello que alguna vez sólo parecía tener una connotación negativa.
Puede que sea un combinado de aquellas tres cosas. Lo cierto es que hoy disfruto de muchas cosas que sé que encajan dentro del término rutina. Y me encanta.
Sé que para que algo se convierta en rutina uno debe repetir siempre su acción, tener un hábito. La constancia no es lo mio, lo sabemos. Por eso lo que más disfruto es mi rutina de todas las mañanas que no implica, al menos para mí, ningún esfuerzo. Acá va: todas las mañanas disfruto que Nacho ponga 30 minutos antes el despertador y quedarnos abrazados semi-dormidos. La rutina se repite todos los días: Nacho se levanta, va al baño y cuando está listo para salir yo estiro los brazos con los ojos cerrados pidiéndole que vuelva a la cama. Y así nos quedamos sin querer dar señales de vida al mundo exterior, aunque en realidad sabemos que los dos estamos despiertos. Bueno, él mas que yo.

jueves, 26 de febrero de 2009

- ¿Qué somos? - ¡Licenciadas!



Hoy hace un año que somos licenciadas. Un año de aquel trabajo práctico interminable que casi nos deja únicamente con las ganas del título.
Recuerdo y vivo el día nuevamente con la ansiedad de no saber qué es lo que puede llegar a pasar. Con ese miedo terrible y catastrófico que tenemos los estudiantes de ser reprobados. Muchas veces perdemos de vista lo realmente importante y otorgamos demasiada importancia a cosas que en realidad no la tienen. Eso me pasó y nos pasó mucho durante toda la carrera (a algunas más que a otras, je!). Pero siempre llega la pregunta salvadora: ¿Qué es lo más terrible que puede pasar? ¿Un dos? Si es un dos claramente no estabamos bien preparadas y deberemos volver y ser millones. De todas formas esa tranquilidad duraba instantes y el miedo volvía a arremeter.

El 26 de febrero de 2008 fue uno de los días más largos de mi vida. Pasé todo el fin de semana previo encerrada en la casa de mis padres con Rocío y Paula haciendo el trabajo práctico. Mientras nosotras nos quedabamos puertas adentro, Daiana estaba en pinamar acusando estrés. Flor se la pasó diseñando 90 power points, y Sol, por ser sombrero negro, quedó desinvitada automáticamente de cualquier encuentro de estudio (en realidad temíamos tener que empezar a hacer todo el TP desde cero).
Esperamos a ser llamadas en los tan conocidos pasillos de la UCA. Nos acompañaban padres, hermanos, abuelos, novios, primos y flores, muchas flores que anticipaban una victoria que tardaría varias horas en llegar. Pero llegó. Y con ella saltamos y saltamos sin parar. Estábamos felices de haber logrado recibirnos todas juntas, defendiendo un mismo trabajo, tirando para un mismo lado. Después de 4 años verdaderamente habíamos logrado conformar un equipo de trabajo.
Aquel día poco me importó el tobillo esguinzado, y seguimos festejando y riendo y llorando hasta quedar agotadas.


¡Gracias Gianoli!
¡Felicitaciones chicas!
Mirthi

sábado, 21 de febrero de 2009

Amiga!


Hoy hace un mes que Ro, una de mis mejores amigas, se fue a vivir a Londres. Para que todos sepan de quién hablo es la chica tan linda que fue mi testigo en el civil.

Como siempre decimos con Ro, no sabemos en qué momento es que nos convertimos en amigas. La realidad es que a los 20 años me di cuenta que la vida me había dado una hermana a la que nunca antes había conocido....en La Plata!!.
Con ella aprendí lo que yo llamo "telepatía de la amistad". Sin tener que mediar una sola palabra, sin tener que mirarla, tal vez sólo leyendo un mensajito de texto sabía qué era lo que le pasaba. Y reconozco que a ella también le han entregado un manual de "como lidiar con Vicky". En este mes transcurrido descubrí que la telepatía trasciende continentes.
Quiero que sepas que extraño horrores una ronda de mate en mi balcón, pero estoy feliz de todo lo que estás viviendo, amiga! Es tu año, búfalo! jaja
Nos estamos viendo. Aún no sé en qué ciudad ni de qué país, pero nos vamos a ver!.

Te extraño.
Vicky

miércoles, 18 de febrero de 2009

El Perfume

Normalmente cuando digo esto me cargan, pero mi mujer tiene el olorcito más rico y característico que sentí en mi vida. Puede que mi apreciación no sea 100% objetiva pero realmente creo que es así.

Se lo digo desde que empezamos a salir y se lo dije ya tantas veces que me manifestó su preocupación sobre qué pasaría si algún día lo perdiese, o si yo respondo a un instinto meramente animal y estoy con ella no por sus cualidades, sino…por su olorcito.

Todo esto puede resultarles gracioso pero puedo asegurarles que su preocupación encaja perfectamente como uno de los tantos miedos irracionales de mi mujer. En realidad, los dos sabemos que mi amor por ella poco tiene que ver con esto pero ciertamente sería una pérdida importante, algo que no estaría dispuesto a negociar.

Con el largo del pelo pasa algo bastante parecido. Sabe que me encanta el pelo largo y, al mismo tiempo, soy consciente de la poca paciencia que tiene para atender los requerimientos de un pelo largo y saludable. Tanto con el pelo como con su olorcito, cree que si los pierde puede ocurrirle algo similar a lo que le pasó a Sansón…perder su fuerza…perder su poder de atracción.

Varias veces – por no decir millones- intenté convencerla de que es imposible que pierda su olorcito. No tuve mucho éxito. Su gran imaginación le provee miles de razones que puedan eventualmente atentar contra su olorcito.

Yo, por mi parte, me dedico a disfrutar uno de los grandes placeres de mi vida: sentir su olorcito. Especialmente se concentra en su cuellito y en su pecho, y se pone realmente bueno por las tardes, luego de acumularse durante todo el día. Siempre que siento su olorcito no puedo evitar sonreírme, abrazarla, y decirle al oído “a nuestros hijos les va a encantar”.

Nacho U