jueves, 29 de enero de 2009

Carmelita descalza

Por primera vez en 22 años, los Reyes Magos se olvidaron de mi. Tal vez no recibieron mi nueva dirección postal, pese a que no recuerdo haberles informado anteriores cambios de domicilio. O quizá se ofendieron porque no puse pasto ni agua y decidieron que no valía la pena entrar en nuestro departamento.
Seal cual sea la razón, algo pasó y en cierta forma resulta un poco inexplicable.
A la mañana cuando nos levantamos las zapatillas de Nacho tenían regalo; las mias, no.
No quiero creer que los Reyes Magos tengan algo personal conmigo, ni que Nacho haya cerrado todas las puertas y ventanas tan bien que les haya sido imposible ingresar.
El próximo año voy a dejar la noche anterior una dosis de memoriol, a ver si evito sentirme una Carmelita descalza.

Mi casa es Alparamis

Esta es la primera Navidad como matrimonio, la primera navidad en nuestra casa…bueno, casi.
Tres semanas antes de la fecha designada para armar el arbolito empezamos una larga negociación con Nacho para establecer si verdaderamente debíamos esperar al 8 de diciembre o si podíamos, por ser la primera vez y no saber si los objetos decorativos eran los adecuados, hacer una prueba piloto y dejarlo armado antes de tiempo.
Desde ya aclaro que mi postura era esperar al 8 de diciembre, pero sucumbí ante la ansiedad de mi marido y durante tres semanas el arbolito fue casi una prioridad en nuestro pensamiento.
Las borlas estrellas claramente iban a ser las cabecitas de Mickey que compramos en nuestra luna de miel (Sí, fuimos a Disney. Y sí, ya en ese entonces programábamos nuestro arbolito!).

El problema principal era encontrar un árbol lo suficientemente lindo como para que la navidad fuera mágica, que el precio fuera acorde a lo que estábamos dispuestos a pagar, que el tamaño se ajuste a los pocos metros que tiene el departamento; y que, cumpliendo con todas las exigencias anteriores, tenga las suficientes ramas como para que no se vea pelado.
Claramente estábamos depositando mucha expectativa en nuestro árbol, que terminamos por encontrarlo en una cadena de supermercados…mmhh…no muy mágico por cierto.
No me animaría a decir que la negociación fue un win-win ya que cada vez que me distraía Nacho estaba colocando las luces o cambiando de lugar las borlitas. Todo lo hacía con el mínimo ruido posible para que no me diera cuenta que efectivamente se estaba adelantado a la fecha indicada.

El último toque sí se hizo el 8 de diciembre ya que colocamos la estrella en la punta del arbolito y voilá, nuestro primer arbolito estaba terminado y brillando a la espera de Papá Noel.
Hasta acá, nuestra casa era un hogar común y corriente a la espera de la Navidad; hoy, es Alparamis.
¿En qué momento ocurrió esto? Creo que fue cuando cada bolsa de mandado que ingresaba por la puerta iba a parar al arbolito…no, ya sé…fue cuando Nacho pensó que el arbolito no podía hacer luces si no se escuchaba una música funcional navideña que nos situara en el contexto adecuado.
Al margen de las idas y venidas de esta navidad nuestra casa luce perfecta como Alparamis. Dudo que luego de reyes queramos desarmar el arbolito…

Un mudo y una corta de palabras

El 23 de agosto de 2008 fue el día que elegimos con Nacho para casarnos.
Posiblemente desde ese día, las pocas cosas que solían saber de nosotros se fueron convirtiendo en más y más cosas. Es lógico, ya no vivimos con nuestros padres y el poco tiempo libre que le queda a uno hay que dividirlo entre familiares y amigos.
A veces pasa que uno cree que dice algo, o simplemente lo contó 8 veces y no tiene ganas de repetirlo una novena vez. Ahora que pienso, debería haber armado esto antes para ir contando los updates de lo que sería el primer casamiento de ambas familias, y el primero de todos los grupos de amigos. Ojo, no es que la gente no se case…válgame Dios. Simplemente somos muy jóvenes ;).

Una de las razones de este blog es contarles a familiares y amigos qué es lo que ocurre en la vida cotidiana de un mudo y una corta de palabras. La otra, es contribuir a nuestra memoria para que algún día podamos contar con la historia de nuestra pequeña y reciente formada familia.

Bienvenidos a Sí, quisimos!

Nacho y Vicky